Volando alto

Desde planeadores hasta Harleys, nada mantiene a Taja Kerčmar con los pies en la tierra por mucho tiempo

Ya de pequeña, Taja Kerčmar siempre prefirió los coches de juguete a las Barbies. Aunque las motos no formaban parte de su vida familiar cuando crecía en Eslovenia, siempre le apasionó buscar aventuras, empezando por aprender a pilotar planeadores. Ahora, a sus 27 años, es una orgullosa conductora de Harley-Davidson y una adicta a la adrenalina.

“Cuando tenía 16 años, aprobé el examen teórico para obtener el permiso de vuelo sin motor”, cuenta sobre sus primeros pasos en la búsqueda de emociones fuertes. Fue una pasión que le despertó un buen amigo que conoció mientras entrenaba karate, un instructor que le introdujo en el mundo de la aviación. Por desgracia, en 2016 se produjo una tragedia: él falleció en un accidente aéreo. “Quedé devastada. Me quitó las ganas de volar durante mucho tiempo”, reflexiona.

Durante un tiempo, Taja canalizó su energía hacia otras actividades, como el voluntariado en el club de aviación local, la organización de eventos para el Porsche Club Slovenija y la continuación de su formación como karateca, pero el sueño de volar nunca la abandonó del todo. “Con el tiempo, decidí que quería sacarme el permiso. Me gusta probar cosas nuevas y quería sentir esa libertad”, afirma. Hace dos años, finalmente obtuvo su permiso de vuelo sin motor y ahora pasa su tiempo libre volando en solitario por los cielos de Eslovenia.

En 2022, algo más le robó el corazón: una Harley-Davidson^®. Después de que su madre y su pareja asistieran como visitantes al 29.º European H.O.G. Rally en Portorož, Taja quedó fascinada, sin siquiera haber estado allí. “Me enfadé mucho por haberme perdido un evento así”, dice riendo. “Decidí al instante que necesitaba una Harley^® para vivir en primera persona todo el ambiente de camaradería que veía en las fotos que habían tomado ellos. Quería formar parte de eso”.

Taja investigó y encontró la moto perfecta para una principiante como ella: una H-D^® Sportster^® Iron 883^™ de 2018. “La compré dos meses antes de sacarme el permiso”, sonríe. Un amigo le enseñó a llevarla, pero ella guardaba la Sporty en el garaje de otro amigo. “Me daba mucho miedo lo que diría mi abuela”, cuenta. Sin embargo, ahora “es la persona más feliz del mundo cuando me ve en mi moto”.

Su madre y su pareja se unieron a ella en el mundo Harley y compraron una FLHR Road King^® Anniversary de 1998. “Al principio pensábamos compartir una moto, pero la Sportster era demasiado pequeña para ellos, así que decidieron comprarse la suya propia”, añade. “Ahora somos cómplices de aventuras en la carretera”.

Desde entonces, Taja ha acumulado muchos kilómetros. Participó en el 120.º Aniversario de HD en Budapest con un amigo de paquete durante el desfile y ha sido una habitual de la European Bike Week^® en Faaker See. “Tengo muchas ganas de que llegue el European H.O.G. Rally de este año en Medulin, Croacia”, afirma. También tiene muy claras sus preferencias en cuanto a viajes por carretera. “No me gusta la lluvia, la tierra ni acampar, prefiero alojamientos más cómodos”, afirma riendo. Incluso su gato de 19 años parece estar de acuerdo con esta filosofía de vida: su lugar favorito para dormir la siesta es el asiento de la Sportster.

Taja se afilió al H.O.G.^® Lipa Chapter Slovenija tan pronto como compró su moto y rápidamente obtuvo la afiliación vitalicia. “Soy lo suficientemente joven como para que la afiliación vitalicia merezca la pena”, bromea. Ha hecho amigos más allá de las fronteras, especialmente en el H.O.G. Pleter Chapter Croatia y el H.O.G. Kärnten Chapter Austria, con quienes recorrió Carintia durante la European Bike Week.

Además de su pasión por las motos y los planeadores, Taja tiene dos títulos universitarios: uno en Tecnologías del Diseño Textil y otro en Diseño Gráfico por la Academia de Comunicación Digital. Trabaja como verificadora de packs para una empresa farmacéutica, pero también le gusta trabajar en su moto. “Antes de cruzar la frontera con Austria, cambio habitualmente los silenciadores de mi Sporty yo sola”, afirma (algo imprescindible, debido a las estrictas normas austriacas sobre ruido).

Sin embargo, su entusiasmo no siempre ha ido acompañado de su experiencia. “¡Intenté quitar los insectos del parabrisas con la parte rugosa de un estropajo!”, cuenta. “No hubo forma de pulir los arañazos profundos que le hice, así que tuve que comprar un parabrisas nuevo”. En otra ocasión, su teléfono salió volando del soporte del manillar en una autopista croata. “Di la vuelta, volví sobre mis pasos, encendí el warning y recuperé el teléfono, que por suerte no había sido aplastado”.

Taja vive por la adrenalina y afirma: “Necesito algo salvaje en mi vida, si no, no estoy satisfecha. Siempre estoy buscando retos que me disparen la adrenalina. Cuanto más huele a gasolina y más ruido hace, ¡más me gusta!”. ¿Su mayor sueño? “Recorrer la carretera madre, la Ruta 66, con una H-D Low Rider^® ST nueva”. Por ahora, se conforma con la costa adriática croata. “Si no tuviera limitaciones de tiempo y dinero, ¡daría la vuelta al mundo en moto!”