Una cálida bienvenida

Los belgas Sébastien Coquelet y su esposa Sophie recibieron el mejor regalo de aniversario al volver a visitar su destino de luna de miel

Mi esposa Sophie y yo estuvimos de luna de miel en la Polinesia Francesa y nos gustó tanto que prometimos volver en nuestro 10.º aniversario. En aquel momento no éramos miembros del H.O.G.^®, pero desde que nos unimos al Mons Chapter Hainaut Belgium, nuestra pasión por estas legendarias motocicletas se ha convertido en una parte importante de nuestra vida en común.

Para nosotros, cada viaje es una oportunidad para descubrir un nuevo concesionario H-D^®, admirar la zona y, sobre todo, intercambiar recuerdos, ya sean pins, parches u otros objetos simbólicos. Antes de nuestro viaje de celebración de este año, me puse en contacto con la asociación Tahiti Harley Riders y su presidente, Emile, a través de Facebook.

La cálida acogida que recibimos hace una década se reafirmó en cuanto hablamos con Emile. Aunque nuestra apretada agenda nos impidió viajar juntos cuando llegamos a Tahití el 15 de agosto, quedamos para desayunar.

Cuando llegamos esa mañana, nos sorprendió y alegró descubrir que Emile no había venido solo. Había traído con él a Isabelle y Terefina, secretaria y tesorera del club respectivamente. Pero eso no era todo: Alain, el presidente del H.O.G. Tahiti Chapter, también se unió a nosotros. Desde hacía ocho meses, Alain intentaba relanzar un club reconocido por el H.O.G. después de que el único concesionario Harley-Davidson de la isla cerrara debido a la Covid-19, y tenía muchas ganas de conocernos tras enterarse de nuestra visita a través de Emile.

Así que no fue uno, sino dos los clubes que nos recibieron con la típica generosidad de la Polinesia Francesa. Nada más llegar, Isabelle y Terefina nos colocaron guirnaldas de flores frescas alrededor del cuello. Este gesto simbólico, tan importante en la cultura polinesia, hizo que el encuentro fuera aún más especial.

Tras un delicioso desayuno, intercambiamos parches, camisetas y otros artículos. Luego inmortalizamos el momento haciéndonos fotos en unos escenarios fabulosos, rodeados de nuestras nuevas amistades y sus magníficas motos. Lo que empezó como un simple encuentro se convirtió rápidamente en algo mágico. Pensábamos que esta particular aventura terminaría ahí, pero la Polinesia Francesa aún nos tenía reservadas algunas sorpresas.

Unos días más tarde, cuando nuestra estancia tocaba ya a su fin, recibimos unos mensajes de Emile y Alain. Tenían muchas ganas de volver a vernos antes de irnos para despedirse y “coronarnos” como amigos con collares de conchas, un poderoso símbolo de amistad en la Polinesia Francesa. También querían pasar más tiempo con nosotros, ya que habíamos establecido una profunda conexión en poco tiempo.

Así pues, el último día nos reunimos en una brasserie para comer y nos sorprendimos al ser recibidos por otros tres miembros del club, deseosos de conocernos. Este sencillo pero sincero acontecimiento fue el punto culminante de nuestro viaje.

Tomamos el taxi hacia el aeropuerto con el corazón lleno de emoción y el cuello cargado de collares de conchas mientras nos despedíamos de Tahití. Nunca imaginamos que una simple conexión de Facebook pudiera crear lazos tan fuertes en tan poco tiempo. Este viaje, planeado en un principio para celebrar nuestro aniversario de boda, se había convertido en una auténtica aventura. Gracias a nuestra pasión compartida por las Harley-Davidson^®, no sólo conseguimos hacer realidad nuestro sueño, sino que también hicimos amigos para toda la vida.