
Locura en mungo
Un intrépido fotógrafo de aventuras se une a uno de los más consumados pilotos de safari de Australia para sumergir la Harley-Davidson® Pan America™ en la roja arena de los desiertos australianos
TEXTO Y FOTOS: MARK WATSON
“¡ Dios! Era una gran serpiente”, pienso mientras miro por el retrovisor la cabeza levantada de una serpiente parda de 2 metros. Es la cuarta serpiente que esquivo esta mañana, y mis sinapsis alimentadas por la cafeína son muy conscientes de que no debería dar golpes de manillar a esa velocidad en los arenosos y ondulados senderos del interior del país sobre una moto Adventure Touring de 250 kg a tope de equipaje… pero esta Pan America™ Special totalmente cargada se sigue comportando de forma controlable ante los baches, la velocidad y la carga.

Tengo toda la experiencia del mundo, pero para el tipo que va detrás de mí y que pilota una moto casi idéntica, probablemente parezca que esta sea mi primera salida sobre dos ruedas. Ben “Grabbo” Grabham es uno de los pilotos offroad más laureados de Australia, y sospecho que ahora mismo se está riendo de mí, erguido sobre mis estriberas, mientras nos lanzamos por el remoto interior de Nueva Gales del Sur.
Cuando hablé por primera vez con Grabbo sobre este viaje, admitió: “Nunca soñé con pilotar una Harley® fuera de la carretera, a menos que me uniera a una banda de moteros y nos tocara huir de la policía”.
Pues bien, hoy soy yo quien pilota como si estuviera huyendo de la policía, mientras que Grabbo, por el contrario, me sigue tranquilamente escuchando su podcast de fitness favorito. De vez en cuando nos detenemos, y saca de su chaqueta un salero de roca del Himalaya, se zampa un bocado y se lo bebe con un poco de agua tibia. “Es la mejor manera de evitar los calambres”, comenta antes de poner en marcha su Revolution® Max y desaparecer de nuevo en una nube de polvo.

Me planteo si una serpiente marrón voladora podría hacer mella en el comportamiento relajado de Grabbo, pero entonces recuerdo que acabó 15º del Rally Dakar con un GPS que fallaba y trozos de moto rotos en el bolsillo, todo ello solo ocho meses después de romperse la espalda fruto de un encuentro poco amistoso a 150 km/h con un canguro. Entiendo que las serpientes voladoras, incluso a la altura de la cabeza, no le asustarán.
Mientras avanzamos bajo un sol abrasador de mediodía, Grabbo cambia despreocupadamente el mapa del motor y los modos de suspensión en busca de la mejor configuración para la bacheada pista de tierra en la que nos encontramos. Ayer todo era modo Sport y Road mientras recorríamos los 372 kilómetros de asfalto desde Bathurst, la ciudad natal de Grabbo, hasta la localidad del interior de Ivanhoe. No fue hasta el final de la tarde, cuando nos metimos en el primer camino de tierra, que empecé a moverme por el menú de la instrumentación hasta que apareció el modo Off-Road.

A salvo en el campamento, con las botas abiertas, Grabbo me cuenta sus primeras impresiones. Espero que sea crítico con esta moto recién llegada al mercado, pero me sorprende. “Si comparas la Pan America con otras motos de aventura de gran cilindrada, las iguala en muchos aspectos e incluso las supera en algunos”, dice. Es una noticia reconfortante, ya que nos esperan jornadas más duras.

A partir de Ivanhoe, cambiamos el asfalto por la tierra suelta, las pistas con ondulaciones tipo uralita y finalmente, la arena, mientras nos dirigimos al lago Mungo. Acampamos allí y nos maravillamos ante este antiguo sistema lacustre, ahora seco desde hace más de 14.000 años. Reflexiono sobre la riqueza de la flora y la fauna cuando el Hombre de Mungo fue enterrado ritualmente aquí hace 42.000 años. Hasta la fecha, el Hombre de Mungo sigue siendo el resto humano más antiguo desenterrado en Australia. Podríamos pasar fácilmente varios días en Mungo, pero tenemos prevista una cita con más pistas de tierra.

La vida se transforma en un alegre Día de la Marmota de arena y ondulaciones mientras cubrimos largos kilometrajes y acampamos bajo las estrellas. Las largas horas aparentemente en soledad se ven interrumpidas por ocasionales camiones largos como trenes o, de forma aún más impresionante, por los emús, las gigantescas aves no voladoras tipo avestruz del desierto, que siguen su ritmo.
Los loros galahs rosas y grises se agachan y zigzaguean a nuestro alrededor, mientras que los ojos arenosos se centran en evitar todo tipo de lagartos que intentan suicidarse tomando el sol despreocupadamente en medio del camino. De vez en cuando, una majestuosa águila de cola de cuña salta en el aire, muy cargada de carroña, o un lagarto goanna de Gould sale corriendo de la maleza. Siempre hay algo que nos mantiene alerta.

Las gasolineras y paradas para comer son escasas, pero el pueblo de Pooncarie, en el interior del país, ofrece un regalo en forma del Old Wharf Cafe. A orillas del caudaloso río Darling, los propietarios del café, Bob y Barb, abren con la obligada charla sobre los niveles de inundación, seguida de unos huevos escalfados y aguacate fresco junto a un perfecto café expreso. El Old Wharf Cafe es un regalo del cielo después de días de café soluble.
Barb se despide de nosotros advirtiéndonos del deterioro de las condiciones de la carretera. Sin inmutarnos, seguimos adelante hasta los lagos Menindee para encontrar este sistema de lagos recientemente devastado por la sequía y posteriormente lleno y desbordado. Nuestro campamento junto al lago ofrece un lugar perfecto para lavarnos el sudor y el polvo de media semana mientras planeamos nuestra ruta de regreso por las divertidas carreteras. Recorremos la remota ruta del noroeste hasta los lagos Willandra, ofreciendo a la Pan America una muestra de la profunda arena roja de Australia, famosa por tragarse alguna moto de aventura. Las carreteras de asfalto están en un estado sorprendentemente bueno, pero abundan las dunas, lo que permite probar adecuadamente los ajustes de la suspensión y el par motor de la moto. Antes de que pase mucho tiempo, llegamos a Willandra y alcanzamos un oasis inesperadamente exuberante.
Las raras lluvias han hecho que las vistas secas se vuelvan verdes. Las praderas recién brotadas dan cobijo a cientos de canguros rojos y grises, intercalados con familias de emúes y bandadas de periquitos verdes y amarillos brillantes. El recinto de esquilado de la antaño próspera estación de Willandra, de 736.000 acres, se mantiene ahora como una cápsula del tiempo imperturbable de una otrora floreciente época.
Nuestra última noche bajo las estrellas en el Parque Nacional de Willandra ofrece una experiencia de sonido envolvente del interior de Australia en su máxima expresión. Entre el croar de las ranas y el chapoteo de los peces que saltan, reflexionamos sobre esta ruta offroad en Harley-Davidson que habría sido inimaginable antes de la llegada de la Pan America.
El territorio de las motos de aventura ha sido durante mucho tiempo dominio de las máquinas dual sport europeas y japonesas. Sin embargo, Harley-Davidson acaba de irrumpir en su fiesta y está haciendo saltar algunas plumas. También sospecho que podremos ver a unos cuantos pilotos más de Harley llegando a Bob y Barb’s para tomar un desayuno y hablar sobre el nivel del agua.

Creada para la aventura
La Pan America™ Special ofrece a sus usuarios una moto preparada para cualquier tipo de eventualidad offroad. La clave es el motor V-Twin Revolution® Max de 1.250 cc y 112 kW, que produce 150 CV y 127 Nm de par.
Los cinco modos de pilotaje preprogramados (Sport, Road, Rain, Off-Road y Off-Road Plus) te permiten adaptar el rendimiento de la moto al terreno en el que te encuentras, ajustando automáticamente la potencia, la respuesta del acelerador, el freno motor, el control de tracción, el ABS y las suspensiones Showa® en función del modo elegido.
Una avanzada tecnología se encarga de mantener la estabilidad de la moto en todo momento y sin importar la carga, gracias al amortiguador de dirección, el control de carga del vehículo y la altura de conducción adaptable. Mientras tanto, la suspensión de bajada de altura automática al detenerse la moto permite disfrutar de una posición sólida y nivelada de los pies en la moto sin importar el modo de pilotaje. Un robusto cubrecárter de aluminio y unas robustas llantas con radios de acero al carbono y zinc, calzadas con neumáticos Michelin Anakee Wild 50/50, garantizan que la moto esté preparada para el pilotaje fuera de carretera, mientras que los puños calefactados y los potentes faros LED adaptativos Daymaker® ayudan a alargar la ruta todo el tiempo que haga falta.
¿Y el veredicto particular del rey del desierto?
“Me atrevería a decir que de todas las motos pesadas de aventura, considero que la Pan America podría ser la mejor propuesta para todo. Disimula muy bien su peso, se siente equilibrada al pilotar y gira muy bien”, dice. “No hay duda de que es una moto de aventura grande y pesada, pero también lo es cualquier otra moto de aventura de más de 1200 cc con una rueda delantera de 19 pulgadas y una trasera de 17 pulgadas. Pero es el motor bicilíndrico en V de 1250 el que se lleva todos los elogios, suficiente para convencerme de que si tuviera que elegir una sola moto de aventura de gran cilindrada para todo, la Pan America estaría sin duda en lo alto de mi lista”.
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