Luces, cámara, encendido

Se unió al equipo de producción de Juego de Tronos y lleva el nombre de un popular champú yugoslavo… conoce a Riana, una aventurera sobre dos ruedas cuyo trabajo la ha llevado por todo el mundo

Texto: Ana Ivančič

Riana Petanjek es una mujer ocupada. Esta periodista freelance, fotógrafa, presentadora de TV, productora/directora, autora y editora de vídeo se gana la vida viajando por todo el mundo documentando a la gente y los lugares que encuentra por el camino. Y si puede explorar países sobre dos ruedas, aún mejor. Esta gran fan de Harley-Davidson^® recorre unos 8000 km al año en su Harley-Davidson Street 750 de 2016, que compró hace ocho años en el concesionario Harley-Davidson de Zagreb. Hizo un viaje en solitario en una Harley^® alquilada en 2016, documentando sus experiencias en su primer libro de viajes, Salty Bananas, y desde entonces ha escrito dos libros más.

Riana nació en Eslovenia, creció en Croacia y ha vivido en San Francisco, Nueva York, India, Ámsterdam y Tailandia. Nos pusimos al día con ella para averiguar dónde ha estado y adónde quiere ir.

¿Qué significa viajar para ti?
Para mí, se trata de vivir: me gano la vida viajando, pero también me hace sentir más viva que ninguna otra cosa. Todos mis trabajos han tenido relación con los viajes, desde mi primer empleo como azafata de vuelo a los 20 años hasta grabar vídeos, programas de televisión y escribir artículos sobre viajes a lo largo de los años. Más allá de ser un trabajo, viajar es la mejor manera de explorar el mundo en que vivimos, conectar con su gente y descubrir más cosas sobre mí misma. Me ha permitido ampliar mis límites personales y crecer como ser humano de la mejor manera posible.

¿Cuáles son tus tres mejores momentos viajando?
Es difícil, pero puede que la Ruta 66 en una Harley-Davidson Heritage Softail^® Classic alquilada en 2014 estaría sin duda entre mis tres mejores, si no la mejor ruta que he hecho nunca. También disfruté mucho de Alaska y Canadá en invierno hace dos años, aunque no fuera en moto. Me enamoré perdidamente de Alaska y he estado planeando cómo volver desde que me fui. En cuanto al tercer lugar, creo que hay que repartirlo entre Argentina –especialmente la Patagonia y Tierra de Fuego– y las partes recónditas de Filipinas, que exploré en motos alquiladas.

¿Hay algún lugar que te gustaría volver a visitar?
He recorrido Grecia, explorando su costa y varias islas en moto varias veces, y pienso volver a hacerlo. Grecia es para mí el lugar perfecto para las vacaciones de verano, ya que ofrece rutas increíbles de las que nunca me canso. Me gustaría volver a hacer la Ruta 66, pero quizá no sola. Cada vez que visito un país que me encanta sin mi moto, siempre quiero volver y vivirlo sobre dos ruedas, porque hay mucha magia en viajar en moto. Y siento que llego a conocer un lugar mucho mejor cuando lo hago en moto.

¿Tienes una lista soñada de viajes por carretera?
Japón en moto está en la lista y Australia también podría ser mi próximo gran viaje en moto. Como ya he mencionado, mi amor por Alaska es fuerte, así que Alaska durante el verano es una obligación.

¿Cuál fue tu primera moto y cuál es la moto de tus sueños?
Aprobé el examen de moto en 2003 y mi primera moto fue una Honda CBR 125. Me encanta conducir mi H-D^® Street 750, pero me enamoré de una H-D Heritage Softail Classic hace 10 años mientras recorría la Ruta 66, y sigue siendo la moto de mis sueños.

¿Tu estatura te causa algún problema en moto?
No. Y ésa es una de las razones por las que me encantan las Harley y me cuesta imaginarme llevando cualquier otra moto. Son perfectas para las mujeres porque son bastante bajas, incluso los modelos más grandes como la Softail, lo que las hace buenas para las que no somos muy altas.

¿Te encargas tú misma del mantenimiento de tu moto?
Yo solía encargarme de las reparaciones básicas cuando tenía una Honda, pero con mi Harley prefiero dejárselo a los expertos.

¿Te preocupa algo cuando pilotas, como la oscuridad, el mal tiempo o las carreteras en mal estado?
Siento un sano respeto por todos los peligros potenciales de la carretera. A veces, incluso me da un poco de miedo conducir con coches a mi alrededor. Pero lo considero un temor sano, pues creo que ser conscientes de los peligros de la carretera nos ayuda a ser mejores conductores. Lo curioso es que, en cuanto me subo a la moto, todas esas preocupaciones parecen desvanecerse. Pero evito conducir en condiciones de frío y lluvia, porque no me gusta nada. Creo que conducir mi moto debe ser un placer, no una obligación.