En ruta hacia mi corazón

La promesa que Michelle Chamberlain le dio a su padrastro se convirtió en una misión vital a cumplir sobre dos ruedas, aunque ella justo acababa de empezar en el mundo de la moto

La primera vez que Michelle Chamberlain se subió a una moto fue a lomos de la Harley-Davidson de su padrastro Stephen Davies. En 2011, a Stephen –un aficionado a las Harley de toda la vida– le diagnosticaron una forma rara de cáncer, y ese momento cambió el rumbo de su vida. “Antes de que falleciera en 2012, le prometí que aprendería a ir en moto, me compraría mi Harley y haría la Ruta 66 en su nombre, recaudando dinero para Macmillan Cancer Support”, dice.

Esa promesa se convirtió en una misión. Se sacó el permiso, se compró una Sportster® 883 SuperLow® 2013 nueva y empezó a acumular kilómetros y recuerdos. Por el camino, se dio a conocer en el mundo de la moto como “Lady Harley”, compartiendo su viaje y su pasión por el motociclismo con más de 100.000 seguidores de Instagram. En septiembre de este año cumplirá la promesa que lo empezó todo: pilotar la Ruta 66 en honor de Stephen, llevando su espíritu en cada kilómetro.

Nacida en Derbyshire (Reino Unido), Michelle se trasladó a Merthyr Tydfil, en el sur de Gales, a los ocho años. “Está al borde de Brecon Beacons, así que tuve la suerte de considerarlo mi hogar durante la mayor parte de mi vida”, dice. “Se convirtió definitivamente en mi terreno de juego en moto una vez que pasé el examen”.

Ahora, con 34 años y viviendo en Cambridge, nunca está lejos de un tramo de sinuosa carretera secundaria. “El entorno se parece mucho a Gales, pero con menos montañas y más campos ondulados y hermosas carreteras sinuosas”, comenta riendo.

Estas carreteras son el lugar perfecto para salir con su Sportster. “Ha estado conmigo desde que era nueva, y estoy orgullosa de cada arañazo y cada mancha de suciedad”, dice Michelle. “Ha vivido una vida plena y, para mí, así es exactamente como debe ser una moto: conducción y disfrute. Nunca me desharé de ella”.

Michelle también ha sumado muchos kilómetros en otros modelos, el más reciente con una Road Glide® por Francia durante cinco días, por las montañas de los Vosgos. “Me enamoré de esa moto. Era grande, pero se llevaba de maravilla. Recorrí miles de kilómetros y puedo decir sinceramente que es una de las motos más cómodas que he conducido.”

¿Qué hace que una Harley destaque para ella? “Una moto es más que una máquina: tiene alma”, dice. “Me atraen las motos que muestran carácter con solo verlas: líneas atrevidas, un gruñido profundo y esa inconfundible actitud Harley. Pero no se trata sólo de la estética, sino de cómo te sientes cuando la conduces”.

¿La moto de sus sueños? “Es difícil responder a esta pregunta, ya que la 883 era la moto de mis sueños. Pero el sueño definitivo sería una Street Bob® o una Road Glide totalmente personalizadas, algo que combinara las vibraciones chopper de la vieja escuela con el rendimiento de una moto moderna. En negro mate, algunos toques cromados, quizá algún detalle morado, porque por qué no. Un motor grande, escapes ruidosos y yo llevándola orgullosa”.

Michelle estudió derecho en la Universidad de Swansea, y aunque su vida tomó un rumbo distinto tras la graduación, utiliza su formación jurídica para defender causas cercanas a su corazón. “A través de eventos, actividades benéficas y asociaciones con organizaciones como Mental Health Motorbike y PAPYRUS, una organización centrada en la prevención del suicidio juvenil, he visto lo poderosa que puede ser nuestra comunidad cuando nos unimos”.

Además de estas causas, le apasiona mejorar la visibilidad de las mujeres motoristas. “Trabajo para que haya una mayor representación de las mujeres en el mundo de la moto, porque no sólo formamos parte del mundillo, sino que somos un mundillo”, afirma.

Michelle también fue modelo, pero no esperes tópicos. “Puede parecer un contraste absurdo –modelos y Harleys– pero, sinceramente, ambos elementos han dado forma a lo que soy de manera poderosa”, dice. “Los concursos de belleza me enseñaron confianza, disciplina y a mantenerme firme en cualquier situación. El conducir motos me ha enseñado libertad, resistencia y a confiar en mis instintos.

“La gente da por sentado que las chicas de los concursos son todo glamour y nada de fuerza, igual que dan por sentado que los motoristas son todo fuerza y nada de gracia. Yo he vivido en ambos ambientes y he demostrado que se puede ser a la vez fuerte y femenina, dura y atractiva”.

Michelle ha disfrutado mucho con la conducción de motos y ahora está devolviendo algo como instructora recién cualificada. “Quería ayudar a otras personas a experimentar la misma sensación de libertad y pertenencia, especialmente a las mujeres, que podrían sentirse intimidadas al entrar en un espacio habitualmente dominado por hombres, afirma.

“Lo que más me gusta de ser instructora es ver cómo alguien pasa de estar nervioso a ser el dueño absoluto de la carretera, ayudándole a descubrir una faceta totalmente nueva de sí mismo”.

Esta Lady Harley no sólo conduce motos, está cumpliendo una promesa, creando una comunidad y demostrando que la fuerza no se ve solo de una determinada manera. Ya sea por las sinuosas carreteras de Brecon Beacons o por las espectaculares montañas francesas, una cosa es cierta: no sigue a la multitud, sino que lidera el pelotón.

Mis cinco favoritos

Éstos son los cinco destinos principales de Michelle sacados de viajes anteriores y listas de deseos

  1. Ruta 66, EEUU: “Icónica por una razón. No es sólo la carretera, son los restaurantes, los viejos moteles, los lugareños con historias que se remontan a generaciones”.
  2. Montañas de los Vosgos, Francia: “Carreteras sinuosas, vistas asombrosas, sin apenas tráfico. Además de repostería y café fuerte: ¿qué más puede pedir un motorista?”
  3. Costa Amalfitana, Italia: “Menos velocidad y más inmersión en el paisaje. Carreteras con acantilados, vistas del Mediterráneo: una sobrecarga sensorial en el mejor sentido”.
  4. Great Ocean Road, Australia: “Océano a un lado, selva tropical al otro, carreteras que suben y bajan como en una montaña rusa. En lo alto de mi lista de rutas aún por recorrer”.
  5. Tierras Altas, Escocia: “Cielos nublados, paisajes escarpados, carreteras que se extienden eternamente. Salvaje y liberador. Y no hay nada como entrar en un pequeño pub después de un largo día en moto”.

¿Su ruta soñada? “La Carretera Panamericana, desde Alaska hasta Argentina. Glaciares, desiertos, selvas, montañas, culturas, historias. Es la prueba definitiva de resistencia, libertad y conexión con el mundo”.


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