
UNA RELACIÓN ESPECIAL
El fotógrafo parisino François-Xavier Watine nos habla de su amor por las motos Harley-Davidson® y de cómo ir en moto le ayuda a mucho más que a desplazarse fácilmente por París…
Divido mi tiempo entre tres actividades distintas: mi trabajo como fotógrafo, la dirección de mi agencia creativa y la gestión de La Maison de la Maille. En todas estas funciones, las dos cosas más importantes para mí son los resultados y la forma de conseguirlos.


Cuando hago fotos, no se trata sólo de conseguir la toma; se trata también de la experiencia que vives cuando la creas, ya sea conociendo a gente interesante, descubriendo nuevos lugares o simplemente pasando un rato agradable disparando. Cada fotografía cuenta una historia, no sólo del sujeto, sino del viaje para capturar ese momento. Aunque soy principalmente fotógrafo de moda, me encanta fotografiar motocicletas. Son objetos hermosos, y algunas de ellas son auténticas obras de arte. Estar rodeado de motocicletas, ya sea captando su esencia o experimentando la emoción de pilotarlas, alimenta continuamente mi creatividad.
Con La Maison de la Maille, no sólo se trata de tener las mejores mantas de lana posibles; también se trata de hacerlo de la forma más ética y agradable, asegurándonos de dejar un impacto positivo. Desde colaborar con agricultores locales hasta producir de la forma más sostenible, cada paso es un reflejo de nuestros valores. Es lo mismo que cuando pilotas una moto: el resultado puede ser el destino, pero la forma de alcanzarlo es tanto o más importante.
En La Maison de la Maille, nos inspiramos en las necesidades de nuestros clientes y en los retos técnicos a los que nos enfrentamos. Nuestra experiencia en la calidad de la lana y el tejido es una de nuestras ventajas competitivas. Probablemente ir en moto me ayudó a darme cuenta de que siempre hay un camino alternativo, otra forma de hacer las cosas. Esta mentalidad nos permite ser más ágiles, estar más conectados con la naturaleza y las personas, y ser más auténticos, proporcionando una experiencia única con nuestros productos y ayudándonos a destacar frente a competidores bien establecidos.


Lo que me inició en el motociclismo fue una breve ruta como pasajero con un amigo en París. Aquella experiencia cambió mi vida y, aquel día, supe que tenía que sacarme el permiso de conducir motocicletas. A menudo comparo el pilotaje de una moto con ser actor, a diferencia de ser espectador cuando conduces un coche. Es como esquiar: llegar al final de la pendiente es el destino, pero no es la meta; lo que importa es la experiencia. Incluso me cuesta explicarme a mí mismo por qué es tan agradable. Hay algo en el hecho de que debes estar 100 % presente y en el momento en que pilotas. Y, por supuesto, sobre todo cuando vives en París, la comodidad de ir en moto – evitando los atascos y ahorrando horas cada semana – es insuperable.
Tengo tres motos, pero mi montura de a diario es una Harley-Davidson Pan America Special que utilizo tanto para desplazarme al trabajo como para viajes largos por carretera. Es ideal para desplazarse por el ajetreado París; es tan cómoda que puedes pilotar durante horas y llegar perfectamente descansado; y es una Harley-Davidson, una marca realmente icónica y cuyo conocimiento va mucho más allá del mundo de las motos: ha influido en el mundo cultural a través de la música, el arte, la moda, el cine y la cultura pop en general. En Francia, en particular, tiene una imagen poderosa e inspiradora, sinónimo de libertad y rebeldía positiva.


Para mí, Harley-Davidson tiene todas las características de una marca de lujo, algo que me resulta naturalmente atractivo, dado mi trabajo: sentido de pertenencia, excelente servicio al cliente, alta calidad y productos excepcionales. Y, por supuesto, está propulsada por un motor que vive y respira. Pilotar una Harley-Davidson es una experiencia sensorial.
Ir en moto me ayuda a ahorrar tiempo cada día, pero lo que es más importante, me ayuda a relajarme de forma natural y a concentrarme antes de cualquier reunión importante o sesión de fotos. Y, por supuesto, me ayuda a pasármelo bien. El acto del pilotaje en sí es una forma de meditación, que me ayuda a despejar la mente y mantener la concentración, me mantiene conectado a tierra y me proporciona una sensación de equilibrio.
Una de mis experiencias más memorables fue un viaje por carretera organizado por Harley-Davidson y GQ con mi amiga Dominika Grnova, modelo y compañera motorista. El concepto de la aventura se inspiró en Hunter S. Thompson, el autor de Miedo y asco en Las Vegas, y su filosofía: “Compra el billete, coge la moto”. Esta filosofía guió nuestro viaje, abrazando la aventura y la emoción de lo desconocido. Era el epítome de una aventura de ensueño, donde todo encajaba perfectamente. Incluso llevamos la Pan America a la cima del Pic du Midi, en los Altos Pirineos, una hazaña que creo que ninguna moto había conseguido antes. Fue una experiencia increíble que combinaba paisajes impresionantes, grandes encuentros y el puro placer de pilotar. A día de hoy, sigue siendo el momento culminante de mi vida motociclista.
Antes no me atrevía a decirle a la gente lo transformador y satisfactorio que puede ser pilotar una moto, pero me he dado cuenta de que la inmensa alegría, libertad y felicidad que aporta superan con creces cualquier peligro potencial. La sensación de aventura, la emoción del pilotaje y la conexión que sientes con la máquina y la carretera no tienen parangón.
Hoy en día no me reprimo a la hora de compartir mi pasión con los demás. Animo a todo el que esté interesado a que lo experimente por sí mismo, ya que tiene el potencial de aportar una cantidad significativa de placer y satisfacción a la vida de todos. Pilotar una moto, y en particular una Harley-Davidson, no es sólo un medio de transporte, es experimentar la vida de forma más vívida e intensa… y eso no tiene precio.
Soy fotógrafo profesional de moda afincado en París y propietario de una agencia creativa que trabaja para marcas premium y de lujo como Dior, Moleskine, Baccarat, Berluti y muchas otras. También soy cofundador de La Maison de la Maille, una lujosa empresa de lana ecológica que teje mantas, chales y edredones ecológicos para algunos de los mejores palacios y los mejores interioristas del mundo. También vendemos online para particulares a través de LaMaisondelaMaille.com. Es el regalo perfecto para las personas que quieren vivir una aventura acogedora, ¡quizá incluso un viaje en moto por carretera! Y por último, pero no por ello menos importante, me encantan las motos y piloto una Harley-Davidson Pan America™.









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